domingo, 25 de septiembre de 2016

Vuelta a la rutina


Bueno, pues ya está, ya llegó el día temido: la vuelta al trabajo. Puede que algunos lo llamen 'depresión post vacacional', y seguramente sea así, pero para mi es algo más que eso: es volver a un sitio en el que me deprimo, un sitio en el que no me siento para nada realizada y que simplemente me hace echar pestes durante todo el día solo de pensar que tengo que ir a gastar mi tiempo allí.

Para muchos será una maravilla, porque es un trabajo, y le hace llegar a fin de mes, y en cierta manera es cierto, porque si no fuera por esto quien sabe como me las apañaría para conseguirlo, pero eso no quita que sea un obstáculo en mi camino, que sea un impedimento en mi felicidad, y que no me deje realizarme como persona.
Visto de esta manera puede resultar un tanto exagerado, pero es como me siento, cada día. La solución puede ser fácil, al menos para mucha gente: montate tu propio negocio. Y es posible que sea la solución, pero hay un factor, muy importante, que me frena en el camino: EL MIEDO.

¡Maldita sea el miedo! Muchas veces no sabemos realmente porque sentimos ese miedo, y porque no hacemos frente a él. ¿Miedo al fracaso? Si, es lo más lógico. Teniendo un trabajo 'medio estable', trabajando para otros y llevándote un sueldo fijo, sabes que tienes un colchón sobre el que caer, pero cuando tu pasas a ser tu propio jefe, necesitas poner en orden muchas cosas, muchos factores que pueden resultarte agobiantes y quizás no sea igual de atractivo que el fichar, trabajar y luego irte a tu casa; sin más, sin más responsabilidades, sin más pensamientos.
Pero, ¿eso es gratificante para mi? Pues no, para que vamos a mentir, y es que no siento que este en el camino correcto, no siento que este sea mi destino ni mi camino, y, creo, muy positivamente, que las cosas pueden cambiar. 

¿Y si ya ha llegado el momento de dar el salto?

No es por nada pero, creo, que ese momento ha llegado. No voy a lanzarme como una loca a la piscina, a dejarlo todo y a ver que ocurre; no. Quiero ir poco a poco, tanteando el terreno, pero teniendo aun ese colchón que me pueda salvar de cualquier caída. Quien sabe si, con el tiempo, y una buena organización, pueda dejar ese trabajo que tanto me angustia, hacerme autónoma, y dedicarme en cuerpo y alma a aquello que realmente me apasiona.

Es una simple idea, una puesta en marcha que puede ser lenta en un principio, pero a mi me ha hecho ver de otra manera el día a día, el saber que este durará poco y que mi sueño puede llegar a hacerse realidad. Y es que ya conocéis el dicho: 'Quien no arriesga, no gana'.


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